Me gustan las sonrisas sinceras,
mirar el cielo en los atardeceres,
y la primavera.
Me gusta el piar de los pájaros,
ver cómo caminan las nubes,
y los días de tormenta.
No me gusta que queme la arena.
Me gustan los ríos pequeños,
los colores cálidos,
los atardeceres.
Me gustan las miradas de las mujeres.
Me gustan los días de lluvia,
las cosas imposibles,
y tener una pizca de locura.
Me gusta su caminar y su ir,
pero sobre todo…,
su venir.
No me gusta el desorden,
la mentira, el odio,
la indiferencia.
No me gusta gritar,
ni la velocidad,
ni la violencia.
No me gusta querer y que no me quieran.
Me gustan las personas sensibles
capaces de sentir,
de llorar,
y de perdonar.
Me gusta el otoño,
la melancolía, la risa.
Me gusta besar,
Y me gustan las caricias.
No me gusta la oscuridad ni la indiferencia.
No me gusta la vulgaridad,
ni las calles desiertas.
Me gusta el invierno,
ver luces en las ventanas,
el mar, la selva,
el desierto.
Me gusta el olor a pan,
a humedad,
a soledad,
a jazmín.
Me gusta el olor a ti.
Me gusta que me digan que me extrañan,
caminar, reír y bailar;
las mentes complicadas…,
y la debilidad.
No me gusta la soledad.
Me gusta que te guste mi corazón.
Pero más me gusta quererte yo.
No me gusta lo que no puedo controlar,
ni rendirme,
ni abandonar.
No me gusta la maldad.
Me gusta el fuego, el calor,
la verdad.
Me gusta la luna, las estrellas,
la inmensidad.
Me gustan tus vestidos, tu pelo
tu mirar.
Pero…,
por encima de todo…,
me gusta amar.
Vaya, Sergio, veo que tienes un ataque agudo de Benedetti. Espero que no sea grave. 😉
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Pues no tenía ni idea de que Benedetti se había inspirado en mí. Es bueno saberlo, pues así nos respetamos mutuamente.
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