Cayó rodando escaleras abajo, como un bulto inerte. En el descansillo se levantó, pero al siguiente peldaño volvió a tropezar y a caer, rodando y golpeándose de nuevo. No sentía daño ni dolor. Al incorporarse, siguió bajando y corriendo lo más veloz que podía, las escaleras que aún le quedaban hasta la puerta. La abrióSigue leyendo «Autohuída»
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Pies de pato
Camina como los patos, con los pies formando un ángulo de 20˚ con la línea recta. Pero anda con paso firme y decidido. Usa sombrero para disimular el poco pelo, ya bastante blanquecino, porque desea aparentar menos edad. Lleva ropa que podrían usar chicos de 16 años, y aunque no es usuario de gimnasios, noSigue leyendo «Pies de pato»
Con Q de queso
Se llama Juan Francisco, pero le conocen por Quico. Lo que no tengo muy claro, es si le gusta Quico con Q, o Kico, con K. Nunca le he visto escribir este nombre, porque cuando firma o hace escritos pone Juan Francisco, y hace un garabato muy raro. A mí me gusta Quico ¡con QSigue leyendo «Con Q de queso»
¿Qué tienes en los bolsillos?
El día iba, poco a poco, perdiendo luminosidad para dar paso a un atardecer limpio; de esos otoñales dónde el sol, al ir ocultándose va cubriendo el lienzo que forman cielo y horizonte en multitudes formas y colores. El de ese atardecer tenía colores violetas y amarillos, y forma de olas de mar. Gabriel estabaSigue leyendo «¿Qué tienes en los bolsillos?»
Soledad
La soledad allí era total. El único lugar que conocía, dónde cielo y tierra, o mejor, cielo y mar, se superponían y eran lo mismo. No se sabía dónde empezaba uno y dónde terminaba el otro, o al revés. La tenue luz de una luna menguante, y la aún más tenue de los cientos deSigue leyendo «Soledad»
El paje que cambió un reino. Homenaje al Gran Capitán
Gonzalo, el menor de los hermanos, va montado sobre un joven caballo alazán, de color canela tostado; su crin alterna mechones negros y canela que le dan carácter y ligera prestancia y gallardía. Parecen estar perfectamente acoplados, caballo y jinete…, y se nota por el estilo de su monta, y por cómo le palmea conSigue leyendo «El paje que cambió un reino. Homenaje al Gran Capitán»
La lluvia ya no salpica
Llovía mucho; quizás demasiado para lo que solía llover los últimos años. Pero nada comparado con lo que recordaba de como llovía cuando era niño. Entonces el pueblo se ponía impracticable en los días de fuertes lluvias. Recordaba cómo, en la multitud de charcos que se formaban en las calles, -todas de tierra, sin asfaltar-,Sigue leyendo «La lluvia ya no salpica»
El reflejo
A los ojos de los transeúntes podía parecer que era una mujer más que se ha detenido a mirar un escaparate. Y así era en realidad. Pero lo que no podía saber nadie es lo que estaba mirando en él. Y no eran los modelos de zapatos, botas o sandalias que se exponían. Era ciertoSigue leyendo «El reflejo»
Palomo
Palomo tiene el pelo blanco con aureolas negras alrededor de los ojos. También tiene manchas blancas en forma de nubes algodonosas en las orejas, que son al contrario que el cuerpo, negras y grandes, y están ligeramente caídas apuntando su puntita hacia el suelo. Su pelo no es ni largo ni corto, sino como loSigue leyendo «Palomo»
El majuelo
El cielo es hoy amarillo. No azul, ni gris, ni rojizo…, sino amarillo; y de un amarillo que parece que la tierra ha sido absorbida por el sol y se encuentra en su interior. Por ello, es imposible poder soportar el calor seco y abrasador sin estar a la sombra. Miro a mi abuelo. NosSigue leyendo «El majuelo»