Palomo tiene el pelo blanco con aureolas negras alrededor de los ojos. También tiene manchas blancas en forma de nubes algodonosas en las orejas, que son al contrario que el cuerpo, negras y grandes, y están ligeramente caídas apuntando su puntita hacia el suelo. Su pelo no es ni largo ni corto, sino como lo suelen tener los perros de caza. Pero Palomo no es singularmente un perro de caza. Es verdad que lo intentó, y al principio, cuando vivía en otra casa, quería serlo. Le gustaba correr al ruido de los disparos de escopeta. Sin embargo, no conseguía competir con otros perros. No es un perro de raza pura. Al menos así lo parecía por cómo le ignoraban todos. Y el dueño lo regaló.
Pero ahora es distinto. Le han llevado a una familia que le trata bien. En esta etapa de su vida, tiene cuanto desea: tranquilidad, sustento y cariño de los humanos. Palomo es ahora un perro guardián. Sabe hacer bien su trabajo, y eso le llena de orgullo. Parece un perro feliz.
Ayer mismo pensé que debería preguntarte qué es de tu vida. Me alegro de ver que sigues con esta afición, aunque estos calores no inviten a perpetuarse en las tareas y hayas optado por la brevedad. En todo caso, bienvenidos sean, con su habitual carga poética y evocadora de momentos memorables. Un abrazo.
Me gustaMe gusta
Gracias Julio. Yo también he pensado en llamarte para ver que es de tu vida, pero he estado regulin. Ya hablaremos.
Me gustaMe gusta