
Atadas con un pañuelo, tengo a la espalda las manos. Otro me cubre los ojos. Atento a cualquier susurro de viento, de respiración, de vida…, de momento solo siento a mí alrededor un silencio que bloquea mis oídos. Al rato se oyen leves risas…, lejanas. Desde luego no están en el reto. Mantengo la calma, pero el sudor empieza a recorrer mi frente y mis mejillas. Camino hacia adelante unos pasos. Me paro. Giro a mi derecha y avanzo otro poco. Vuelvo a detenerme. Ahora percibo un suave sonido de música, creo que de piano. Me relaja. Giro y lo intento, pero no consigo volver al lugar inicial. La prueba ha terminado en fracaso. Ha sido culpa de la música.
